Cuando esta fotografía hable
Memorabilia. Cap. IV

(Fotografía, archivo, instalación. 2024–Act.)





En el reverso de una fotografía, mi abuelo escribió: «Cuando esta fotografía hable Senén dejará de quererte». Leer esa frase me enternece y me hace pensar en cómo reformulamos los mismos sentimientos a lo largo de la historia. Recuerdo que no hace mucho leí, en alguna pintada de algún muro de la ciudad, «abrázame hasta que…» seguido de alguna idea imposible. La imagen da igual: el mensaje es eterno.

Sin embargo, también hay algo en esta frase que me cuestiona. En mi trabajo como docente, a menudo pregunto al alumnado si considera que las fotografías hablan. Yo misma, investigando, me pregunto si me hablan las imágenes. También como artista y como fotógrafa me planteo la pregunta: ¿hablo yo con ellas? Y ahora leo esta frase y, antes de girar la fotografía y descubrir su anverso, me pregunto: ¿quiero que me hable cuando la vea? ¿Voy a romper el hechizo amoroso si descubro en ella algo que me apela, que me atraviesa o que me evoca el pensamiento? ¿Cómo voy a pretender hablar yo con imágenes, si voy a llevarme por delante la promesa del amor?

En un intento de responder y esquivar las palabras de mi abuelo al mismo tiempo, hago un puzzle al revés: descomponiendo y alterando las piezas del archivo, explorando no solo el significado de las imágenes, sino cómo éste podría construirse.








Sabela Eiriz nos propone el juego de dejarnos inspirar por algunos fragmentos de su propia vida. Nos los ofrece a modo de pistas, para que encontremos en ellos nuestros propios mensajes (...) Su juego de fragmentos es, en realidad, un juego de memoria y de afectos. Apelar a nuestros recuerdos es encontrar significados en nuestra memoria.


Pilar Romero, comisaria