el cansancio
2013-2023


el cansancio reúne una secuencia de poemas que corretean entre las palabras y los huecos buscando maneras de respirar, como las vértebras de un esqueleto que intenta darse forma a sí mismo. Entre tristezas, nubes, bucles y agujeros, el tiempo pasa y pesa sobre una voz que quiere hablar sin que la escuchen o, mejor dicho, que la escuchen sin que la vean. Se trata de un poemario que mira hacia dentro pero que también busca tocar algo ahí fuera, llegar a alguien y crear un vínculo, un espacio seguro, para darle un lugar a la melancolía, al silencio, al peso y al cansancio.

Partiendo de algo pequeño y tristón que recorre el cuerpo enfriándolo y paralizándolo, y que poco a poco se vuelve más evidente, transité una década oscura a través de las poesía. Las palabras se ensucian y mi tono es más arisco. En la progresión de los poemas, “el cansancio” avanza y vence. Yo misma cambio, también mi forma de hablar. Como si se pudiesen arrastrar las palabras por escrito, entrando en bucles que no se resuelven y deambulando en el hueco hasta asomarme al vacío. La última parte, más reflexiva, serena e incluso optimista, traza preguntas nuevas, porque vivir después de vivir es aprender de nuevo, cerrando el poemario con ansias y ternura.


Dijo Cortázar: cuando pasa algo raro, cuando dentro del zapato encontramos una araña o al respirar se siente como un vidrio roto, entonces hay que contar lo que pasa. («Las babas del diablo» en Las armas secretas, 1959)



las palabras son distintas
porque ya no enjuagan la boca con insecticida
ni agrietan los ojos con uñas de gato esparcidas por el césped.
las manos también son diferentes
porque titubean cuando dirigen a la orquesta
y tienen a su alrededor una costra metálica
hecha con nidos de pájaros.







déjame decirte que esto que tanto agita mi pecho
es la certeza de que hacía mucho tiempo que yo no creía que…

si llego a vieja, decía yo siempre,
disparando directitamente al centro
de mi pecho. al centro mismo.

y hoy he visto una imagen de unas manos arrugadas.
y unos ojos hundidos y brillantes
me han mirado, y su boca,
más estrecha, agrietada y paliducha,
me ha dicho, con mi misma voz,
que aún podría ser posible.




un silencio.
una nube en el cerebro.
un viaje anual.
un cristal opaco.
un gusano bajo el esternón.

una lista de cosas que conocí hace un tiempo.